17/05/2014 (Esperanza Codina. El País)

Las 3.000 hectáreas de pinsapos que se levantan en la malagueñaSierra de las Nieves son el principal aval para lograr que este rincón ubicado al norte de la Costa del Sol se convierta en el tercer parque nacional andaluz, después de los de Doñana (declarado en 1969) y Sierra Nevada (1999). En el anexo de la ley estatal que regula estos espacios naturales se citan 27 ecosistemas que deben estar representados en la red nacional y uno de ellos es el pinsapar. En el triángulo que forma la Sierra de las Nieves con la de Grazalema y el paraje de Los Reales, en Estepona, sobreviven los únicos ejemplares en Europa del Abies pinsapo, una especie en peligro de extinción de la época de las glaciaciones. En el primer caso, la masa arbórea es enorme, con bosques espesos y zonas dispersas salpicadas con los abetos.

La Sierra de las Nieves es parque natural desde 1989 y ocupa un área de 20.163 hectáreas repartidas por siete municipios (El Burgo, Istán, Monda, Parauta, Ronda, Tolox y Yunquera). En 1995, la superficie reconocida por su valor ambiental se amplió hasta las 93.930 hectáreas, con tres localidades más (Alozaina, Casarabonela y Guaro), después de ser declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco. Esta catalogación se limita prácticamente a un título, sin contenido, porque no cuenta con un Plan de Ordenación de Recursos Naturales. Esta carencia se solventará cuando la zona se registre como parque nacional.

“Tenemos una aportación a la biodiversidad de todo el país”, apunta María Luisa Gómez, profesora titular de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Málaga y presidenta de la Junta Rectora del Parque Natural de la Sierra de las Nieves. Están los pinsapares, pero también las peridotitas, unas piedras plutónicas formadas por solidificación muy lenta que han aflorado desde el manto de la tierra. “Aquí se encuentra una de las mayores extensiones del mundo y es una roca muy difícil de hallar en la superficie terrestre”, ilustra Rafael Haro, director-conservador del parque natural. Esto, a su vez, ha dado lugar a una flora endémica de gran relevancia. En su terreno calizo también están las tres simas más profundas de Andalucía.

“El número de endemismos es de los más elevados de la península ibérica junto con Sierra Nevada”, recoge el informe preliminar elaborado por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio para determinar si este enclave cumple los requisitos para su reconversión. La conclusión es que sí, que la Sierra de las Nieves presenta unas condiciones “de naturalidad, singularidad y grado de conservación” propias de un parque nacional.

Fue la junta rectora del parque la que solicitó al Gobierno andaluz en 2011 que elaborara los estudios necesarios para confirmar la viabilidad del proyecto. Ahora, una vez terminados, esta misma entidad ha reclamado a la consejería que inicie el procedimiento para la declaración de la Sierra de las Nieves como parque nacional y redacte el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN), que concretará el área geográfica y las zonas de protección periféricas. Esta propuesta tiene que pasar por Consejo de Gobierno y el documento, que se someterá a exposición pública, tendrá que recibir luz verde del Parlamento andaluz. El expediente será remitido después al Ejecutivo central para que lo tramite como un proyecto de ley. La última palabra será de las Cortes Generales.

El proceso se puede demorar aproximadamente un año y medio, es decir, la previsión apunta a que culminará antes del final de esta legislatura. “Lo haremos con la mayor celeridad posible”, explica la consejera de Medio Ambiente, María Jesús Serrano. Resalta, además, que será un proceso “muy participativo” y que en el futuro enclave existirán los mismos usos que se permiten actualmente. La propuesta inicial de parque nacional incluye 17.937 hectáreas protegidas, la mayoría monte público (solo 1.500 son de titularidad privada), y el área de influencia afectará a los 11 municipios de la Reserva de la Biosfera, además de Benahavís.

Para la consejera, esta reconversión solo reportará beneficios. Entiende la futura catalogación de la Sierra de las Nieves como “un seguro de vida para la biodiversidad del entorno” y un “dinamizador” socioeconómico de ese territorio. Esto se traduciría en más inversiones, más turistas (tanto de naturaleza como los de sol y playa que visitan el litoral malagueño) y en una vía de oportunidad para agricultores, ganaderos, ayuntamientos y grupos de desarrollo rural, entre otros. Los equipamientos de uso público reciben actualmente unas 20.000 visitas.

“Sería muy positivo”, coincide Tomás Rueda, gerente de la Mancomunidad de Municipios de la Sierra de las Nieves. “La gestión de un parque nacional asegura una mayor dotación de medios y conservación y se sube un escalón en el tratamiento de las administraciones públicas”, añade. El enclave también tendrá más proyección “desde el punto de vista ambiental y turístico”. María Luisa Gómez está conforme con la existencia de esos beneficios, pero puntualiza que el éxito de cualquier iniciativa pública depende “del nivel de implicación” de los ciudadanos. Su deseo es que todo el tejido social de la zona se “identifique” con esta oportunidad que se abre.

Pastoreo para limpiar el monte

La Sierra de las Nieves sirvió de laboratorio durante los primeros años del siglo XXI para probar las bondades del programa puesto en marcha en 2005 por la Consejería de Medio Ambiente por el que los rebaños se encargan de mantener limpios de maleza, pasto y matorral los cortafuegos de los espacios naturales protegidos. La acción del ganado, que hace unas décadas se podía considerar nocivo para estos enclaves, se redirigió hacia un pastoreo controlado que ahora ayuda a prevenir incendios en los montes andaluces. “La idea es buena. Se mantienen los valores naturales y los vecinos colaboran”, resalta Rafael Haro, director-conservador del Parque Natural de la Sierra de las Nieves. En este enclave predominan las ovejas, pero en otros parajes también es habitual la presencia de cabras y vacas. El método de limpieza resulta menos costoso que otros convencionales y se desarrolla durante todo el año, aunque la acción del ganado es más habitual en primavera y verano, la época de más riesgo de incendios forestales.
Los lotes de pasto se ofertan públicamente y la relación con los ganaderos se materializa a través de contratos anuales. En Andalucía se cubren actualmente unas 6.600 hectáreas de superficie protegida, con más de 80.000 cabezas de ganado y unos 200 pastores dedicados a estas labores.

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