Un estudio de científicos de varios países, cuyo investigador principal es José Antonio Donázar, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), advierte de los efectos indeseados que los muladares pueden causar a la conservación de las aves carroñeras.

El estudio, publicado en el último número de la revista Frontiers in Ecology and Environment, de la Sociedad Ecológica de América, sostiene que estos comederos artificiales benefician la conservación de las aves carroñeras, de las que en España se reproducen los buitres leonado y negro, el quebrantahuesos y el alimoche, pero también advierte de los “efectos indeseados” que causan en el comportamiento de estas aves y en equilibrio con otras especies y en los ecosistemas en los que viven.

Falta de alimentos

Los muladares se crearon en Europa para paliar la falta de alimentos de las aves carroñeras por el declive de la ganadería intensiva, según ha explicado Donázar a EFE.

Estos comederos artificiales aumentaron tras la aparición de la enfermedad de las vacas local y la obligación de retirar cualquier cadáver del campo, así como para reforzar proyectos de reintroducción de estas aves.

En Asia y en África su construcción ha aumentado en los últimos años para frenar el declive de las poblaciones de buitres, diezmadas por el uso de venenos y de fármacos veterinarios, y ofrecer comida libre de tóxicos.

Alteraciones

El estudio liderado por la EBD ha revisado la situación mundial de los muladares y ha advertido de que, junto a sus beneficios, también generan efectos indeseados como “la alteración de los procesos de selección natural, ya que aumenta la supervivencia de las especies pero a costa de introducir individuos de baja calidad”.

También se ha observado que “la concentración de muchas aves en pocos puntos producen disrupciones en otras especies que viven cerca o que determinadas especies alimentadas con muladares se pueden hacer muy abundantes a costa de otras”, ha añadido Donázar.

“Como cualquier herramienta de conservación, se trata de un arma de doble filo y hay que analizar muy bien los pros y los contra antes de instalarlos”.

Aunque este trabajo no analiza casos concretos, Donázar ha recordado que otros estudios han evidenciado que, en el caso del quebrantahuesos, los grandes comederos instalados en Pirineos “concentran muchos individuos, lo que beneficia la supervivencia de la especie, pero también tiene efectos negativos sobre la reproducción de parejas el entorno y una menor capacidad de colonizar otros territorios”.

Por el contrario, en el caso del alimoche se recomienda la construcción de muladares en Cádiz para atraer ejemplares dispersantes y aumentar la viabilidad de la exigua población andaluza de esta especie.

EFEverde

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